La chica obediente
Sabíamos de sobra la manera de comernos en la
cama, mis ademanes y sus palabras conectaban. Mis relaciones anteriores fueron
inestables, no por gusto mío, siempre fueron esos animales poco inteligentes
que osaban llamarse hombres. Lo de Benjamín y yo venía bien, lindo, tiempo de
conocernos, él con sus hijos y yo con los míos, ambos con historias que contar,
mi marido ahora y yo su mujer. Más allá de lo que pasara en el colchón, lo
nuestro era especial, no recuerdo que algún hombre me haya hecho sentir como él,
que me sintiera amada con sólo escucharlo, nunca me recriminaba nada, yo nunca
lo reté, éramos amigos, pareja, amantes. Mis hijos aprendieron a verlo como un
padre, los suyos aprendieron a sacarme de mis casillas, Benjamín era bello, en
todo sentido. Íbamos a la capital a charlas y congresos propios de su trabajo y
yo era su compañía, pasábamos luego donde su madre a comer algo y dormir, me
llevo bien con esa mujer, sospecho que nota que amo a su hijo y eso es
suficiente para una madre, al menos lo sería para mí.
Esa noche nos quedamos hablando hasta tarde,
quería decirme algo y daba vueltas al asunto sin saber cómo debía abordar el
tema.
- ¿Qué? - mi cara de incrédula y de asombro lo
alertaron - otra vez... ¿qué me dijo?.
- Sería excitante, es algo que nunca hemos hecho.
- No lo hemos hecho porque creo que estamos bien, a menos que usted me diga que no es así.
- Moni, claro que estamos bien, por eso mismo se lo digo, porque creo que nos tenemos confianza.
- No sé ni qué decirle Benjamín, y dice usted que
ya lo pensó bien.
Resumamos, apenas hace un par de semanas
comentábamos sobre su eyaculación precoz y ahora ahí, de pie me cuenta que
quiere que vayamos a un local de esos donde te masajean y te dan servicio
completo, para que a él se le monte una extraña y a mí me haga lo mismo alguien
a quien nunca he visto en mi vida.
Él nunca lo supo, pero esa noche no dormí, las
lágrimas no me dejaron. El desayuno lo pasamos con su madre, conversando sobre
lo típico, el congreso empezaba a las once, teníamos tres horas aún, no me
había dicho nada sobre la conversación de anoche ni yo había tocado el tema, lo
miré, lo amo demasiado, quedamos solos en el comedor.
- Voy a hacerlo - primero me miró como perdido,
pero al instante entendió de lo que le hablaba.
- ¿Segura Moni?.
- Sí - mentira, no estaba segura, sólo quería complacerlo-.
- Ok.
- Ok.
- Vamos a buscar algún sitio.
El hombre sonrió y luego me besó, nos besamos
juntos. La palabra complacer es un arma de doble filo, no es una palabra común,
incluye muchos peros y pocas opciones a escoger. Es increíble todo lo que
ofrece internet si sacas el rato para buscarlo, números telefónicos,
direcciones, fotografías; por fin dimos con un lugar llamado
"Fantasías" , cerca de donde estábamos, un nombre en el que no
gastaron muchas neuronas para pensarlo. Nos recibieron tres chicas, dos morenas
y una pelirroja teñida, las tres en ropa interior, me miraron como
extraterrestre, supongo que no llegaban muchas parejas al lugar, nos dijeron
los precios, Benjamín escogió a la chica, una morena poco menor que yo, nos
llevó a uno de los aposentos, no habían chicos, esto era un trío, nos acomodamos
y la chica fue a ducharse.
- ¿Cómo te sentís? - tuvo que repetirme la
pregunta porque la primera vez no lo escuché. Había caído en la realidad,
íbamos a estar con otra chica, los tres juntos, yo nunca lo había hecho.
- Bien - lo miré y lo besé, no tuve otra reacción.
En eso estábamos cuando entró la chica, con sólo
la tanga puesta, definitivamente tenía cuerpo para trabajar ahí, miré a
Benjamín, estaba ido mirando sus pechos, yo no estaba pintada, algo tenía que
hacer, ya estaba ahí y
no podía salirme, lo repito, algo tenía que hacer y lo hice. Me levanté, no
hice titubeos, lo miré y en vez de decir algo, puse mis manos alrededor del
cuello de ella y le di un beso, comenzamos a jugar con las manos, fue primera
vez que una chica me desnudaba, desabotonó mi blusa y me tocó los pechos,
continuamos solas por un rato, Benjamín miraba un verdadero show, cuando lo
unimos a nosotras, ya habrían pasado unos diez minutos y él ya no aguantaba,
literalmente lo violamos entre las dos y a mí me violó esa chica.
No lo niego, lo que ella me hizo no me lo había
hecho ningún hombre, salimos de ahí y las semanas siguientes ese fue un tema
frecuente de conversación, Benjamín hizo varias propuestas, algunas tan
absurdas que ni siquiera las pensé y de inmediato dije que no. Tiempo después
me acosté con un tipo al que conocí por mensajes y que me chantajeó enviando
los mensajes a Benjamín, contrario a lo que pensé, no me hizo problema, se
sentó a llorar y terminamos llorando juntos, supongo que entendió que él mismo
me había llevado ahí, yo le había sido fiel hasta aquél viaje a la capital y
aún así sentí y creí en mi fidelidad, aún la defiendo, lo que se vino luego de
ese día fue una serie de peticiones que como dije antes, rayaban en el exceso,
a veces no sé qué hacer, es un excelente marido, pero se pasa de degenerado.
Su más reciente comentario fue que le gustaría
verme con otra chica, amiga suya, si ya se acostaron no lo sé, ni pregunto, a
veces creo que debería escribir historias eróticas basadas en mí, tal vez haría
dinero. Sigo con él, pensé varias veces en dejarlo, al inicio, hoy no puedo, lo
amo, sé que debería hablar y poner las cosas en su lugar, algún día lo haré, ya
lo sé, junto a él esto es un círculo vicioso y yo no hago por dónde salir.
Comentarios
Publicar un comentario