Todo tiene su origen en una necesidad psicológica.
Dios les había hecho un favor al expulsarlos del Paraíso, les había enseñado a
madurar. La semana empezaba con el cumpleaños de Sandra y Amalia le mandó un
ramo de flores envuelto en palabras durante la reunión del lunes, por la ropa
que Sandra había llevado a la oficina ese día, vestida de manera formal, con la
sonrisa de siempre y algún secreto del que posiblemente Vinicio era partidario
(lo sospecho).
-
Me
dice “yo lo quiero caliente”
-
¡Qué
descaro! – le contestó Vinicio a Nicolás - ¿y todavía la tiene de amiga?
-
Sí –
y le mostró el teléfono para corroborar que aun la conservaba como amistad.
El fin de semana habían actualizado la novela
junto a Sandra y sumaron a Enrique con aquella historia, sin embargo, este los
mandó a comportarse como Dios manda, pero hay cosas que hasta para Dios son
algo imposibles.
El desayuno llevaba dos días fallándole a Augusto.
El lunes había llegado el desayuno sin huevos y el martes cuando llegó luego de
comprar, se dio cuenta de que no venía la tocineta. Había sucedido una de dos
cosas, o realmente le estaban dando menos de lo que pedía o en realidad nunca
llegó a pedirlo y la mente le hizo creer que sí, aprovecharé para echarle una
mirada ahorita que está junto a mí, me inclino por la segunda opción.
Costa Rica posee zonas turísticas maravillosas,
playa, montaña, es un ejemplo de diversidad de ecosistemas llamativo para
turistear. Orosi, por ejemplo, es una zona recomendada para el turismo, aunque
yo no conozco, pero podría pedirle a Nicolás que me hiciera el favor de
servirme como guía turístico, Orosi es una zona donde él se ubica muy bien,
conoce ampliamente ese sector, maneja el dato de coordenadas adecuadas para
distracción mental. Nicolás había ido con la intención de dejar atrás el
sinsabor de la lesión en el dedo que lo alejó de la oficina por unos días, pero
que ya había cesado y por las marcas que llevaba en el brazo izquierdo, se ve
que la medicina fue muy buena. Imagino que hay marcas que son más fáciles de
tapar con la ropa que otras.
Durante el desayuno con Evangeline, incluimos el
aguacate, esa fruta que Mateo detestaba y con la que Paolo tuvo un desencuentro
hace un par de meses. Por lo que Nicolás, Vinicio y Enrique pasaban un día
entre risas y fotografías, Evangeline sacaba enredos y Augusto se movía entre
la confusión de sus propias turbulencias emocionales. Su psicóloga de confianza
no había hecho mucho por su salud, los demonios comenzaban a hacer fiesta y se
nublaban los cielos que antes eran celestes. El concierto al que asistió el fin
de semana no había hecho nada más que ahuyentar por un rato a los silencios del alma.
El miércoles se encargó de tomar desprevenida a
Regina y luego de llegar al cuarto nivel del edificio y tomar un poco de aire,
se levantó, porque algo en su interior le avisó que el carro no había quedado
cerrado y en medio de la duda tomó el elevador y bajó a cerciorarse por sí
misma, había dado en el clavo.
Sandra padeció en silencio, alguien se había
adelantado e hizo uso de su asiento en la oficina. Es cierto, no hay campos
fijos en la oficina, pero dentro de eso, cada uno tiene un espacio donde se
sienta normalmente, aunque cada uno tenga la libertad de sentarse donde quiera.
Nadie lo había hecho hasta entonces, esa esquina era la esquina de Sandra, las
cosas habían cambiado por un día y San Gabriel tocaba las trompetas en medio
del Apocalipsis. No, tampoco era para tanto, pero sí era una noticia
inesperada.
Nicolás fue el alma blanca de la esquina de los
pecadores, junto a Enrique, pero su amistad con Vinicio y Sandra lo llevó a lo
inevitable, ese lugar destinado para los que comen carne un Viernes Santo y se
relamen los labios. A Sandra le habían pateado el trasero, la querían solo como
amiga, pero cuando Dios quita, Dios da. Digo, si ya no había posibilidades con
el padre, ¿qué impedía ir por el hijo mayor?, cosas más retorcidas he escuchado
en mi vida y he visto en videos.
Donato verificaba las sillas y sin darse cuenta,
estuvo a punto de sacarle el corazón a Vinicio, que no se había percatado y
casi se cae cuando Donato llegó por detrás y le movió la silla.
-
La
mía está desgastada – se apuró a decir Sandra.
Entonces Amalia nos miró a mí y a Evangeline y nos
dijo:
-
Desgastada
no, eso ya está devaluado – y ante mi cara de incertidumbre porque no sabía si
hablaba de la silla o de otras pertenencias más personales de Sandra, me miró
sonriendo y se apuró a quitar los nublados – no, no, me refiero a la silla,
claramente.
Esta semana el Kahoot! me dio un revolcón y no
como yo hubiera querido. Empecé ganando en la primera respuesta, luego fue el
turno de Romeo, que es un fuerte contrincante en esto, pero al final hubo
sorpresas. Evangeline se envalentonó y de a pocos se fue acomodando hasta
terminar ganando, yo obtuve el sexto lugar, Paolo se acercó a mí con la fatiga
de haber quedado en el noveno puesto, ni modo, la suerte vendrá en otras lides,
más envolventes y movidas.
La venganza es un plato que se sirve en frío, y
Augusto lo degustó durante el almuerzo de ese miércoles, a propósito de un
juego de cartas donde tratamos de educarlo en las artes de la enemistad.
Bienaventurados sean los que enseñan, porque el que enseña, edifica.
El abogado quería conseguirse una motocicleta y yo
ya podía imaginarme agarrada de su cintura, con el viento en mi rostro.
Saludos.
Comentarios
Publicar un comentario