Catorce de octubre de dos mil veinticuatro. Dos y veinticinco pasado meridiano. Yo empezaba un conteo oficial,
dieciocho días para mi cumpleaños número treinta y cinco, una fecha que yo no
celebraba desde que cumplí dieciséis, ese día el chico que me gustaba en la
secundaria me dio un beso, pero casi de inmediato les dijo a sus amigos que yo
no sabía besar, había sido el hazmerreír durante varios meses, esa fama se
llevó mi felicidad de celebrar esa fecha.
Cierto es que cuando en la oficina no queda más
que un alma y el silencio es abrumador, puedes escuchar los teclados donde
comienzan a escribir sin visibles manos que los manipulen, yo misma he sido
testigo del fenómeno, al igual que lo han sido Amalia, Evangeline y otros. Pero
hay un fantasma amistoso, sí, hay un fantasma bromista que marca a la primera
persona en entrar a trabajar, no importa quien sea, en el momento en que
alguien marca la primera entrada del día, ese espíritu aparece y de la nada coloca
un emoji de saludo, únicamente a la primera persona, así sea las tres de la
mañana o las cinco, el horario se suspende cerca de las seis ante meridiano,
por lo que debe ser un fantasma nocturno. Tan nocturno como aquel que salía de
la boca de Augusto durante la noche que pasaba entre jueves y viernes en el
asiento trasero de un automóvil, cerca de las diez, cuando iba camino a la
fiesta sin necesidad de esperar a que fuera fin de semana.
Vinicio le había dedicado la música de Morat a una
de esas chicas que le habían dejado el corazón despechado “elimíname,
bloquéame, múdate del país si quieres, pero cuando escuches a Morat te
acordarás de mí”, porque dicen que los hombres aman tanto que lloran cuando se
encuentran solos.
Ahí estaba Mateo, cómodamente sentado en el
escritorio del consultorio médico, con su computadora instalada. A mí me daría
miedo atenderme con él, no sé, creo que anda un poco lejos de tener un aspecto
de médico, tal vez sea solo perspectiva mía. Isabel había regresado ya de su
viaje a Uruguay, de su estancia en ese país al Sur del continente, y había
regresado con el mismo semblante, el mismo peinado (cabello suelto) y aquella
cara de tranquilidad, en el tiempo de conocerla nunca la vi estresada.
En mis tiempos, cuando alguien terminaba una
relación amorosa, simplemente se dejaban de hablar, sin conflictos más allá de
lo necesario. Eventualmente los tiempos cambian, ahora se hacen celebraciones.
Que lo diga Vinicio, que había asistido a la despedida de exmaridos, porque los
romances de Vinicio y Sandra eran un desastre.
-
¿Por
qué lo toma por ese lado?
-
Siempre
se lo he dicho – Nicolás le contestó entre risas a Vinicio.
-
Nunca
me lo ha dicho.
-
Qué
conveniente para usted que no se acuerde.
Isabel tocó una fibra sensible de Sandra con uno
de sus comentarios, pero a favor de Isabel hay que decir que Sandra se destaca
por ser sensible y no del modo calmado, es como un cerillo esperando un poco de
combustible para tirarse a arder.
Si existen en esta oficina dos mujeres capaces de
hablar sobre las relaciones estables de pareja, son Evangeline y Amalia, dos
damas en ese tema. Yo aporto mi conocimiento, pero en vista de que sigo
soltera, mis comentarios van más dirigidos desde un punto de vista profesional.
No era culpa de nosotras que a Augusto le diera
por perder en las cartas, sus pecados lo consumían en la derrota, pero nos
tenía a nosotras, a Evangeline, Amalia y a mí, para enderezar sus caminos y
llenar sus días de aprendizajes, eso era motivo para sentirse agradecido. ¡Augusto,
hay que aceptar la derrota!, algún día será de sol, tal vez no… quién sabe. Lo
cierto es que no es que Augusto sea malo jugando a las cartas, pero nosotras
tenemos la virginidad de nuestro lado y el aura cuenta, si se sigue juntando
con nosotras, encontrará los caminos del Señor.
La pasada noche de jueves tuve yo un metasueño,
que es un sueño dentro de otro sueño, en esta etapa el cerebro nos conduce a un
nivel de conciencia más profundo de lo habitual, y nuestro cerebro tiene la
capacidad de salirse o continuar dentro de aquella fantasía. En mi caso, empecé
soñando que estaba en una playa del Pacífico costarricense con mi familia, pero
a la sombra de una palmera me dispuse a descansar un rato y terminé por
dormirme. Entonces apareció el abogado, estábamos en una habitación, con un sillón
tantra al lado derecho de la cama, que yo no alcancé a usar, estaba atada a la
cama, cabeza abajo, con una manzana en la boca recibiendo unos cuantos
latigazos antes de recibir al abogado. La teoría dice que cuando se sueña con
relaciones sexuales, es porque en ese momento te conectas con aquella persona.
A Dios gracias que estábamos en la misma frecuencia.
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