Hablan como si
estuviera muerto, cierto es que tengo los ojos cerrados, pero aún escucho.
Según el médico ya no voy a levantarme de esta cama. Le llaman estar en coma,
pero yo prefiero llamarlo "descanso".
Había perdido
la cuenta del tiempo, ¿quién ocupa llevar la cuenta mientras duerme?. Le he
oído a mi mujer hablar por teléfono, posiblemente con los chicos, llorar
recostada a mi pecho, ella sí lleva la cuenta... tres semanas. Extraño tantas
cosas que ya no voy a mirar otra vez, ni a sentir.
A veces no
reparamos en nada más que en nosotros mismos, grave error de lo novato que
podemos ser cuando no pasamos de ser mortales, buscamos las semillas del sésamo
sin darnos cuenta que la lámpara maravillosa que ocupamos son nuestros propios
ojos que si alguna vez los supiéramos usar nos mostrarían grandes cosas que nos
negamos por estar ciegos.
- Perdón
Mariano, perdón por las cosas que te dije.
Pobre Iris, ha pasado los días hablando conmigo sin yo
poder responderle.
- Sabes, después de todos estos años no hacía falta que
me dijeras nada, haber estado juntos ha sido un viaje maravilloso, perdón por
llorar, les prometí a los chicos que iba a estar bien... ¿cómo quieres que esté
bien contigo así?.
Teníamos meses de no discutir, no fue su culpa, siempre
he sido un hombre demasiado idiota como para darme cuenta la joya de mujer que
tengo.
- Señora...
- Sí, doctor.
- ¿Por qué no trata de descansar un momento?, fuera está
su hija que dice que quiere reemplazarle.
- No, doctor, dígale que estoy bien.
- Señora, yo creo...
- Gracias doctor, no ocupo que crea por mí.
Sé que no voy a salir ni a despertarme, empiezo a sentir
un frío que corre por mis pies y que intuyo como el mismo preámbulo de mi
muerte, tiene la voz tan linda que sólo escucharla me da paz.
- ... eso le dije yo, pero ya sabes cómo son las cosas,
es un poco, no sé - y toma aire mientras continúa llorando- ¡maldición Mariano!
no me dejes, esto no te lo voy a perdonar, aún ocupo decirte tantas cosas y
pasar tantas tardes viendo como anochece...
Tampoco es fácil para mí, resultó que ella era el amor de
mi vida, esa parte del corazón que no la tenemos cuando nacemos, pero que es
tan necesaria para levantarnos tantas veces.
- ¡Mamá!...
- Brenda, no despierta, ya le dije que esto no se lo voy
a perdonar.
- Mamá, ve a casa, yo me quedo a cuidarlo.
- No, yo sé que él va a despertarse y yo ocupo estar
aquí.
- Mamá, el médico dice que no va a despertar, dice que...
- ¡Cállate!... tiene que...
Ella resultó ser la mujer de mi vida, mis ángeles y mis
demonios empiezan a aparecer para concretarse a recibirme, vaya espectáculo que
ni el mismo Dante imaginó...
- Sólo ve a descansar.
- No voy a irme Brenda.
- ¡Mamá!...
- No voy a irme Brenda.
- Abrió los ojos...
Está tan bella.
-Te amo Iris..
Mi lápida dice que esas fueron mis últimas palabras.
Comentarios
Publicar un comentario