Pefiles Psicológicos (Vinicio)

 Ahí venía, con aquellos ojos encendidos, con las manos en la cintura, cerrando los ojos, como si aquello le sirviera para ver más allá de las personas. Siendo él.

- Buenos días, Vinicio, ¿cómo le ha ido?

- Aquí, sobreviviendo, ¿y usted? -él tan simpático como siempre-.

- Bien, gracias, me pidió que usted no fuera el primero y cumplí la palabra, ¿hay algo de lo que quiera quejarse?

- De momento no, ando pacífico hoy

- ¿En serio? junto con Sandra, usted fue de los más esperó este espacio.

- Ah sí, pero usted debería tener preguntas para desarrollar la conversación.

Ahí estaba el Vinicio que yo conocía, el que no soportaba que le insinuaran las cosas, porque las cosas con él tenían que ser directas, sin quitarse los tiros.

- Tiene razón, ¿ha logrado avanzar con sus teorías conspirativas?, esas teorías que sostienen que usted sale perjudicado, cuando lo menciono.

- No, yo me mantengo y sostengo que así es, me deja en mal con toda la oficina, como si fuera un alcohólico (cosa que no es cierta), yo ni tomo ya, ya no tomo.

- Me parece bien, la abstinencia nos lleva a ser mejores y a controlarnos de mejor manera. Pero usted se equivoca, no lo considero un hombre alcohólico, lo considero un hombre que disfruta la etapa de la vida en que se encuentra, y le recuerdo, que no lo he dejado mal en la oficina, dado que mis escritos son totalmente confidenciales.

- Eso sí, recién aprendí que voy a disfrutar todo lo que pueda, sin importar lo que los demás digan, así digan que por eso no creo en Dios.

- No hay que creer en un dios para sentirnos plenos, cada uno tiene una imagen diferente de él, y con respecto a la opinión de los demás, no la necesita, su opinión es la única que debería prevalecer para usted, dado que solo usted se conoce a plenitud. Lo que sí le debo reconocer, es que usted es de las personas más alegres que hay en la oficina, aunque se sonroja con más facilidad de la que debería.

- Sí, por eso ahora soy más feliz, hago lo que yo quiero. Yo alegro el departamento de reconciliaciones.

Seguramente solté una risa, pero supe disimularla, ya no quedaba nada de aquél bronceado color café con leche que había adquirido durante aquellas afrodisíacas mañanas en Cartagena.

- Es uno sí en esa lista, pero también es enérgico, por eso se enoja con facilidad.

- ¡Noo!, yo no me enojo, jaja, no me han visto enojado ahí y ojalá no me vean.

- Entonces en ese caso, tal vez nos parecemos un poco, con la diferencia de que yo dejé de creer en los ataques, tal vez si usted los usa a su favor, pueda sacar provecho. ¿Sabe lo que me preocupa?, que usted quiera darse de alta, sabiendo que es uno de los pilares en los que se sustenta la consulta.

- Yo no volví con la psicóloga anterior, porque me mandaba a quedar como payaso, todo humillado.

- Y ¿aplicó alguno de los conceptos que le dieron o simplemente decidió ignorarlos?

- Sí, apliqué muchos, o sea sí me ayudó, pero ya no quería que me preguntara de mi ex cada vez que llegaba. Además de mí, ella tampoco lo superaba, sólo de eso me hablaba.

- Cuando uno inicia un proceso, hay un motivo, un trasfondo por el cual decidimos actuar, en su caso, hubo un motivo para empezar consulta. Tal vez simplemente la otra parte, necesitaba que usted la fuera guiando.

Su semblante fue cambiando a poco, como si le sirviera lo que estábamos hablando.

- Yo quería ir hace mucho tiempo, pero cuando me dejaron valiendo nada, ahí sí, mejor fui.

- Nunca lo dejaron valiendo nada, porque como usted dice, aprendió que la opinión de los demás no debe restarle importancia, quizás sin darse cuenta aprendió algo que solo, le habría costado más aprender.

- Pues sí, pero como ya aprendí, ya me puedo dar de alta.

- Tal vez lo daría de alta, si usted aprendiera a relajarse un poco más, a ser un poco menos impulsivo, a divertirse sin tener que explicar. Dice una canción "que al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver", ¿sabe la razón?

- ¿Por qué?, siempre hay que volver.

- Porque nosotros vamos cambiando, vamos madurando y de repente, el lugar donde fuimos feliz solo fue una etapa y podemos darnos la oportunidad de encontrar un nuevo sitio, para nuevas alegrías. ¿Quiere que juguemos algo para terminar?

- Bueno.

- Voy a regalarle tres palabras, una de ellas la asocio con usted, las otras dos no tienen relación alguna, avíseme cuando escoja una, pero no me diga cuál escogió: lascivia, incontrolable, empoderamiento.

- Pero me mandó la definición de Sandra.

- Le dije que solo una, se asocia con usted. ¿Ya la escogió?

- Sí.

- Perfecto, gracias por el tiempo, espero que disfrute todo y le dejo de tarea que no me quite a Vinicio.

Aunque me pidió darle de alta, estoy segura de que Vinicio aprende algo de sí mismo cuando charlamos. Con suerte se mira desde otro punto de vista.

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