De Sansón y Dalila



Vengo a decirte las cosas que quieres oír, 
vengo a dejarte un recado de sal,
una pomada de pasión para conversar,
una ojeada de besos como un suvenir.

Vengo a dejar una caricia clavada entre ti, 
vengo buscando premios sin acusación,
una jaqueca que me lleve a dormir
entre tus brazos sin usar protección.

Vengo buscando un hilito en el cielo, 
una estrella fugaz que se quede a dormir,
para dedicarte todo lo que tengo
aunque sea tan poco para hacerte feliz.

Que la noche se agite por todo,
que la mañana no se quede a vivir
sobre el final de tu espalda mojada,
que esa tentación la guardé para mí.

Que la boca se me seque antes que llegues, 
que las manos se me enfríen también,
así tu boca empapará hasta los cordeles
que me sujetan y que me hacen
tenerte, verte un ratito en el día,
besarte, confundirte con mi geografía
y estudiar el placer de tu boca tan mía
eximirme en el arte de hacerte enloquecer.

Tráete un pergamino para escudriñarte bien
para recorrer el camino sin irme a perder,
las curvas son tiernas con amor y con miel
para un pecador como yo amarte es enorgullecer.

Tráete un permiso y pensemos,
en la forma de escapar mademoiselle
de todas las cosas que dispersan la vida
y de Sansón y Dalila y querer por querer.

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