Maquiavelo y Sade son dos buenas amistades

Cruel destino el de la vida,
descarriada como potro salvaje,
como un carruaje sin conductor
que dobla esquinas sin dar con la suya.

Maldita la profecía del inicio
que no da fin temprano
a ninguna mala actitud,
ni sellos ni campanas de prejuicio
para escaparse en un ataúd.

Triste la mañana que se enciende,
la noche avergonzada por llorar
sabe que la dicha no comprende
que no existe ningún bien sin el mal.

Narciso ya no atisba los espejos
su imagen va decayendo tan veloz,
cae su felicidad sin frenos
atájenlo que muere, por favor.

El infierno es una calle sin pasada
el cielo un cinco estrellas con pasión,
la vida tiene las horas contadas
apenas tiene aire el corazón.

El piano de las doce no responde
las notas no dan ninguna dirección,
nn hijo de puta las esconde,
Maquiavelo sabrá qué es lo mejor.

Tinajas se deshacen en la calle
las venas saltan de mi corazón,
Sade ya no escribe por las tardes
ni recibo las cartas de Allan Poe.

Narciso ya no atisba los espejos
el reflejo está enfermo de pasión,
lleva mejor los ojos abiertos
no te dé un mal giro el corazón.

Esto es lo último que escribo...
la muerte trae ya sus piedades,
para ir al circo de lo explícito
Maquiavelo y Sade son dos buenas amistades.

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